Al verte, ocurre lo inevitable. Pupilas dilatadas, se me acalambran las rodillas, no controlo esa risa nerviosa, tengo movimientos bruscos y torpes, me convierto automáticamente en una persona básicamente estúpida. Me desconcentro con facilidad perdiéndome en tus pupilas o abro mucho los ojos. Esos son solamente síntomas del amor.
Pero, cada vez que cierro los ojos, pienso en él.
Y por unos momentos, la ansiedad se me va, las pupilas se vuelven a contraer las rodillas se aflojan, la risa sale naturalmente, mis movimientos se convierten en los de una chica normal...
bueno... enamorada, pero normal.